¡Hola! Mi nombre es Luna. Yo tengo cuatro miembros en mi familia.

Yo quiero mucho a mi madre y a mi padre. Yo quiero mucho a mi hermana menor también.

Yo tengo nueve años. Mi hermana menor tiene cinco años.

A nosotras nos gustan las plantas. A nosotras nos gusta cuidar de las plantas. A nosotras también nos gusta pintar en nuestro tiempo libre.

A mí me fascina escribir sobre las flores. Yo tengo una maceta con una rosa roja.

Hace una semana, mi madre y yo fuimos al supermercado.

Yo vi muchas flores. Yo vi una rosa roja.

Mi madre me preguntó: – ¿Qué estás mirando, Luna?

Yo necesito más plantas en mi jardín – le respondí a mamá.

Entonces compramos la rosa roja y otras plantas y después nos fuimos a casa.

Al otro día me levanté, me duché y fui a mirar mi rosa roja.

Desayuné con mi familia y después yo pinté mi rosa roja mientras mi hermana menor pintó las plantas de mi madre.

De pronto mi hermana menor dijo:

– ¡Luna, tu rosa roja necesita agua!

¡Tienes toda la razón! – le respondí a mi hermana. – Yo voy a cuidar de mi rosa roja. Yo le voy a dar agua a mi rosa roja porque yo quiero ver a mi rosa roja ¡florecer, florecer y florecer! – le dije.

Ese día estuvo soleado y en la noche llovió.

Yo quise ver mi rosa roja florecer, florecer y florecer.

Entonces, yo puse mi rosa roja afuera. Yo me lavé los dientes y me dormí a la media de la noche.

Al otro día yo me levanté en la mañana y fui afuera. Mi rosa roja estaba mojada.

Yo me puse triste y le dije: – ¡Ay no! ¡Lo siento!

Yo puse mi rosa roja en la mesa en mi casa y muy triste le dije a mi mamá:

– Mamá, ¡yo no sé cuidar de las plantas!

Tu abuela sabe mucho sobre las plantas – dijo mi madre.

– Ella sabe cómo cuidar de las plantas porque conoce muchas selvas, bosques, montañas y colinas en donde crecen las plantas.

¿Por qué no vas a la casa de tu abuela a pedirle ayuda? – sugirió mamá.

Sí, ¡buena idea! – respondí.

Fui a hablar con mi abuela y le dije:

– ¡Por favor, abuela, necesito información para cuidar de mi rosa roja!

Después, leí un libro sobre plantas y escribí sobre las flores.

Miré mi rosa roja por una hora y pensé:

– Mi rosa roja necesita la Iuz del sol y el agua, pero demasiada agua no es buena para mi rosa roja.

Entonces yo puse mi rosa roja en la mesa en mi casa, pero yo puse mi rosa roja delante de la ventana cerca de la luz del sol.

La luz del sol hizo mi rosa roja más roja. ¡Yo estuve muy feliz!

Después de dos horas, fui al parque. Traje mi rosa roja conmigo y puse mi rosa roja debajo del sol. Practiqué deportes con amigos y amigas por dos horas y luego mi rosa roja y yo nos despedimos:

– ¡Adiós, amigos y amigas! – y nos fuimos a la casa.

En casa yo me bañé, tomé sopa, comí pan y bebí un vaso de jugo de naranja. Yo me sentí muy bien. Observé a mi rosa roja y miré la televisión. Después me acosté a las nueve de la noche y pensé:

– A mí me gusta mi rosa roja. A mí me encanta cuidar de las plantas.

Moraleja: Las flores necesitan de nuestro amor y cuidado para florecer.

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• Narradora: Constanza Rojas-Primus
• Música: Tenderness, Benjamin Tissot, Bensound’s Royalty Free Music
• Ilustraciones de Jung Min (Annie) Chun