El nuevo granjero Juan camina alrededor de la granja de pollos de Guillermo y toca a la puerta.

Juan: –¡Hola!

Guillermo: –¡Hola! ¿Cómo te llamas? ¿Qué pasa?

Juan: –Me llamo Juan. Soy nuevo en la ciudad y estoy tratando de comenzar una granja aquí, pero no tengo dinero ni animales.

Guillermo: –¡Encantado! Me llamo Guillermo. Ven a mi granja mañana a las cinco de la tarde porque quiero presentarte a unas granjeras de la región.

Juan: –Muy bien. ¡Nos vemos!

El nuevo granjero Juan camina de regreso a su granja.

El granjero de pollos, Guillermo, llama por teléfono a Carolina y a Alejandra, dos hermanas grajeras de gatos.

Guillermo: –¡Hola, chicas!

Las hermanas responden: –¡Hola Guillermo!

Guillermo: –¿Pueden venir a mi granja hoy a las cinco de la tarde para hablar conmigo y con María?

Las hermanas dicen: –¡Claro que sí!

Guillermo: –¿Podrían llamar a María para invitarla, por favor?

Las hermanas dicen: –¡Sí, nos vemos pronto entonces!

Guillermo: –¡Nos vemos!

Las hermanas Carolina y Alejandra llaman por teléfono a María, otra granjera y dueña de la granja de vacas.

Las hermanas saludan: –¡Hola María! ¿Cómo estás?

María: –¡Hola Carolina! ¡Hola Alejandra! ¡Estoy muy bien! ¿Y ustedes?

Las hermanas dicen: –¡Bien, gracias! ¿Puedes ir a la granja de Guillermo hoy a las cinco de la tarde para hablar con nosotras y con Guillermo?

María: –¡Sí, hasta luego!

Las hermanas concluyen la llamada tras un –adiós–.

Las hermanas granjeras de gatos Carolina y Alejandra junto con la granjera de vacas María se reúnen en la granja de pollos de Guillermo.

Guillermo comienza la reunión: –Gracias por venir amigas. Tenemos un nuevo granjero en la ciudad que necesita ayuda para construir su granja. Su nombre es Juan.

Carolina dice: –Nosotras podemos ayudar a Juan prestándole una pareja de nuestros gatos.

Alejandra confirma el comentario de su hermana:

–¡Sí! Tenemos una gata anaranjada y un gato negro que podríamos prestarle.

María levanta la mano y dice: –También puedo ayudar a Juan con un toro y una vaca de mi granja.

Guillermo dice: –¡Muy bien! ¿Entonces, nos vemos mañana a la misma hora y en este mismo lugar?

Las granjeras dicen: –¡Claro, hasta mañana!

Luego de despedirse de Guillermo, las granjeras se van a su casa.

Al otro día, las granjeras Carolina y Alejandra llegan con sus gatos. María llega con un toro y una vaca. Todas van a la granja de Guillermo quien tiene una gallina con pollitos para Juan.

Guillermo: –¡Bienvenidas!

Las granjeras: –¡Gracias por invitarnos Guillermo!

Juan llega también a la casa de Guillermo.

Guillermo comienza: –¡Bienvenido Juan! Quiero presentarte a Alejandra, Carolina y María.

Juan las saluda, les da la mano a todas y dice:

–¡Hola! ¡Mucho gusto en conocerlas!

Alejandra: –¡Un placer!

Carolina: –¡Encantada!

María: –¡Igualmente! ¿Qué tal?

Juan: –No muy bien porque no tengo muchas ideas de cómo tener una granja.

María: –¡Comprendemos Juan! Por eso aquí tienes algunos de nuestros animales.

Juan se queda sorprendido.

Alejandra: –¡Así puedes empezar tu granja!

Carolina: –Aquí tienes una gata anaranjada y un gato negro.

María: –¡Aquí tienes un toro y una vaca de mi granja!

Guillermo: –¡Aquí tienes unos pollos de mi granja!

Juan: –¡Amigos, qué increíble! ¡Muchas gracias!

Guillermo y las granjeras caminan a la granja de Juan para comenzar a trabajar juntos y ayudar a su nuevo amigo granjero.

Moraleja: Apoyar a los demás es clave para vivir en comunidad.