El cuento del hombre cerdo

Alexandria Broadhurst; Stephanie Ewing; Jessi Gentry; and Ethan Kreuzkamp


 

En Argentina hay un hombre cerdo ""que vive en las montañas. Él es viejo, grande y alto. Él tiene una granja muy grande con muchos animales que son muy coloridos y él cosecha muchas verduras y uvas.

En la parte inferior de la montaña hay un pueblo pequeño en un valle cerca de un río. La gente en el pueblo no tiene tierras, por eso no tienen comida y ahora sufren de hambre.

Todos los días la gente sube por la montaña para pedirle al hombre cerdo comida.

Primero, los hombres suben por la montaña para hablar con el hombre cerdo:

–Hombre cerdo, queremos sus trigos para hacer pan y sus vacas para hacer carne y cuero.

–¡No, son míos! Yo amo a mis animales porque son mis amigos y necesito este trigo para mí.

–Usted es egoísta, hombre cerdo. Debe compartir con nosotros.

–¡No!

Los hombres se van muy enojados.

Al día siguiente, las mujeres suben por la montaña para hablar con el hombre cerdo:

–Oiga, queremos sus espárragos y sus zanahorias para comer y sus uvas para hacer vino.

–¡No, son míos! Yo cultivo estas verduras y uvas para mí.

–Usted es egoísta, hombre cerdo. Debe compartir con nosotras.

–¡No!

Las mujeres se van muy decepcionadas.

""

Un día, la niña más joven del pueblo y su perro suben por la montaña. El hombre cerdo ve a la niñita:

–¿Estás aquí para pedir comida también?

–No, yo traje leña para usted.

El hombre cerdo está sorprendido.

–¿Por qué me das este regalo?

–Porque en la montaña hace frío y usted necesita la leña para no tener frío.

–¡Gracias! Tú eres muy generosa, entonces yo voy a compartir contigo mi comida.

–Yo no tengo hambre, pero la gente del pueblo tiene mucha hambre. Yo comparto mi leña con usted, hombre cerdo. ¿Puede usted compartir su comida con mi pueblo?

–Sí, claro. Tú eres una niña muy generosa con tu pueblo también. Yo voy a compartir mi comida con todos y todas.

""

Él dice: –¡gracias por enseñarme a ser generoso!

–¡Hombre cerdo, mire su rostro! –dice la niñita– ¡Usted ya no es un hombre cerdo! Su rostro ahora es como el rostro de los demás hombres del pueblo.

 

 

Moraleja: La generosidad da buena salud y buenos amigos.

 

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La hora del cuento en español Copyright © by Constanza Rojas-Primus and Sofía Rodríguez is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International License, except where otherwise noted.

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